Las ciudades están llenas de superficies que absorben el calor del sol a diario. Calles, aceras, plazas y estacionamientos retienen grandes cantidades de energía térmica, especialmente durante los meses cálidos. ¿Y si ese calor, en lugar de desperdiciarse, pudiera ser recolectado y transformado en energía útil? Esa es la promesa del aprovechamiento térmico de los pavimentos urbanos inteligentes.
Este enfoque innovador se suma a las estrategias para hacer las ciudades más eficientes y sostenibles, utilizando una fuente de energía que hasta ahora ha sido ignorada: el calor acumulado en el asfalto.
¿Cómo funciona esta tecnología?
El concepto se basa en instalar sistemas de captación térmica debajo del pavimento, similares a los que se usan en pisos radiantes o colectores solares. Estos sistemas suelen incluir:
Tubos de polietileno o materiales resistentes al calor, por donde circula agua o fluidos térmicos.
Sensores de temperatura y controladores automáticos para optimizar el flujo de calor.
Intercambiadores térmicos, que canalizan el calor recogido hacia sistemas de calefacción, almacenamiento o generación de energía.
Durante el día, el pavimento absorbe el calor del sol. Este calor se transfiere al fluido que circula bajo la superficie y luego se transporta hacia donde pueda ser aprovechado: para climatización, agua caliente sanitaria, deshielo de otras superficies o incluso para almacenar en sistemas geotérmicos.
Aplicaciones posibles
1. Calefacción urbana
Los sistemas de captación térmica pueden alimentar redes de calefacción en edificios cercanos o calentar instalaciones públicas como piscinas, estaciones o colegios.
2. Prevención de hielo en calles
El calor recolectado durante el día puede almacenarse y liberarse durante la noche o en invierno para impedir la formación de hielo, mejorando la seguridad vial.
3. Reducción del efecto isla de calor
Al extraer parte del calor acumulado, se reduce la temperatura del pavimento, lo que contribuye a moderar las temperaturas urbanas, especialmente en zonas densamente construidas.
4. Energía para usos municipales
El calor almacenado puede abastecer instalaciones públicas, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles.
Ventajas medioambientales
Reutiliza una fuente de calor existente y abundante.
Reduce el uso de sistemas tradicionales de climatización.
Contribuye a la eficiencia energética de las ciudades.
Mejora la seguridad vial y peatonal.
Disminuye la emisión de gases de efecto invernadero al reemplazar fuentes convencionales de energía térmica.
Retos y perspectivas
Si bien el concepto es prometedor, su implementación aún enfrenta algunos desafíos:
Costos iniciales de instalación relativamente altos.
Necesidad de adaptar infraestructuras existentes.
Requiere planificación urbana a mediano o largo plazo.
Mayor eficiencia en zonas con buena exposición solar.
Sin embargo, ciudades en países como Francia, Países Bajos y Japón ya están desarrollando proyectos piloto que demuestran su viabilidad y efectividad a gran escala.